Bruselas veta tres pesticidas que afectan a la población de abejas
Varias decenas de activistas disfrazados de apicultores frente a una gigantesca abeja hinchable festejaban ayer en pleno centro del barrio europeo de Bruselas el éxito que los ecologistas y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria acaban de lograr frente a gigantes químicos como Bayer y Syngenta. Tras recibir el respaldo de 15 Estados miembros, la Comisión Europea se ha visto con las fuerzas necesarias para continuar con su plan de prohibir tres pesticidas tóxicos para las abejas. Los defensores de la iniciativa argumentan que se está protegiendo a unos insectos vitales para el ecosistema y que aportan, según cálculos del Ejecutivo europeo, 22.000 millones de euros a la economía de la Unión cada año. Los críticos, en cambio, defienden que las autoridades van a adoptar una medida lesiva para los agricultores basándose en unos estudios con una pobre base científica. La prohibición de los tres plaguicidas neonicotinoides, habituales en la siembra del girasol, la colza, el algodón y el maíz, durará dos años. El imidacloprid, la clotianidina y el tiametoxam afectan al sistema nervioso de las abejas, y pueden llegar a causar la parálisis e incluso la muerte de los insectos.